6 de enero de 2013

Mi amiga Sara

Si hay algo de lo que me puedo sentir orgullosa en ésta mi fingida madurez, es de haber recuperado a mi amiga Sara. 

No es que la hubiera perdido, porque no se pierde nada que no se posee, así me sentía yo cuando la conocí. Siempre tuve ganas de decirla lo mucho que apreciaba su amistad, su complicidad, esas vibraciones que irradia y que lo inundan todo, por todas partes. Es que te tomabas una caña con ella y volvías a casa con más energía que Hulk Hogan pegando mamporros, como si fuera Sara un cargador de móvil, bendita metáfora...

Sara te transporta al presente. Un rato con ella y no quieres que termine, quieres estar ahí, charlando, riéndote, compartiendo cosas tanto sobre lo divino, como sobre lo mundano. No puedes evitarlo, sacas toda tu alma y la apuestas ahí, como si fuera una partida de póker que quieres perder a propósito. Y no lo entiendes, pero es así, su risa, su forma de ver la vida, hasta su forma de sentirse mal te demuestra que se puede ser feliz, con una buena amiga a tu lado, que no hay momentos malos, sino momentos menos buenos y que a todos les podemos sacar el lado "cachondo" y así los combatimos y hasta los vencemos. 

No se quiere mucho a sí misma algunas veces, supongo que todas las mujeres tenemos eso, está en nuestra genética. Pero su capacidad de hacer que tú te quieras muchísimo es inmensamente proporcional a la suya; Sara se quiere porque se cuida, mental y físicamente (de hecho es una vigoréxica no confesa), porque se preocupa por estar bien por fuera y por dentro y eso lo transmite a los demás. Yo voy al gimnasio porque ella va al gimnasio, si no, creo que yo no iría!

Llegó un momento en que nos reencontramos y me di cuenta de cuánto la había echado de menos; un rato charlando en nuestro lugar de "culto" me bastó para entender una cosa: Ella es única y la quiero en mi vida. Ha pasado ahora un año de nuestro reencuentro y ésta es mi dedicatoria, que escribo a las dos de la mañana, porque seguramente como ella, estoy despierta y no puedo parar de escribir. 

Un abrazo, amiga, hace un año que nos "reconocimos" y desde entonces, soy la persona más feliz y más completa que se pueda soñar. 

Hacen falta muchas Saras en el mundo. Yo con una me conformo, no soy egoísta...



Elena Turner



4 comentarios:

  1. Qué suerte la de tu amiga Sara! porque seguro que esa energía se la transmites tu!! sabías que tu amiga Sara, volvió a vivir el día en que regraseste a su vida? Sabías que tu amiga Sara no puede pasar ni un día sin saber de ti? Sabías que tu amiga Sara, muchas noches se arrepiente de no ser mejor amiga? porque tú eres extraordinaria! y no te llega ni a la altura de los pieces...

    ResponderEliminar
  2. Me olvidé de decir que mi amiga Sara es muy tonta y no se entera ni del NODO. Que la energía fluye y que yo tampoco puedo pasar un día sin saber de ella!

    ResponderEliminar
  3. Se me olvidó decirte que, (ya verás, si al final hay pelea y tó!! lo que prometía un bonito manuscrito de la amiga muerta y resucitada en plan Lázaro...al final se lia parda) que tu amiga Sara sabe de eso cantidubi, que da Reiki, y por ende (uis que fisno) la energía energética, no será la que ambas se transmiten?. Ahí queda eso!!. No hago más alegatos señoría, que son las 4:40 de la mañana por el amor de Dios y yo aquí pululando todavía...tu amiga Sara no sé, pero yo me doy pena a mi misma...

    ResponderEliminar
  4. Jajajajajaja he releído esto ahora y me han saltado unas lagrimillas, amiga!! Cuánto te quiero, jodía! Cada día más! Ola que ashe? Si es que no puede ser, estoy conectada a ti, irrrrrremediablemente.
    Te quiero, cacho pava!

    ResponderEliminar