12 de abril de 2013

Tontunas aparte III

Supe que no hay mujer tan segura de sí misma, ni tampoco hombre. Que no hay convicciones ni ideales de vida tan fuertes, que todo cambia, en un instante, sin darnos casi cuenta y sin poder evitarlo. 

Que nos aferramos a nuestra comodidad, a lo que nos hace sentirnos seguras, que tenemos muy claro que nunca haremos ciertas cosas, que no aguantaremos putadas de ningún jefe por un sueldo, sea mísero, sea bueno. Que no perdonaremos las faltas de nadie, aquellas que están marcadas como imperdonables, que a una pareja la aguantaremos lo justo y nada más. 

Nos quejamos de esa amiga de mierda llamada soledad, que siempre nos visita justo cuando no la hemos llamado, pero la elegimos y anteponemos a esa buena amiga que se llama humildad, la que se carga al maldito orgullo, lo hace trizas y con falsa legítima razón para hacerlo casi siempre. El orgullo pocas veces debe ganar y él muy bien sabe cuándo debe hacerlo. Pero nos obligamos a hacerlo vencer más veces, por qué ese instinto, no lo sé...

Te lleva toda una vida conocer de verdad a una persona, porque durante toda esa vida, esa misma persona se está conociendo a sí misma, incluso cambia, se transforma, mejora, empeora, te quiere más, te odia, te adora...volvemos a aferrarnos a la comodidad de cuando esa persona nos gustaba cómo era, nos convenía, nos hacía felices. No estamos muy dispuestos a transformarnos, los cambios nos cuestan tanto...sobre todo si suponen renunciar a nuestros principios, ideas, vida. Y rechazamos a esa persona porque ya no es cómo la queríamos. Y porque no queremos cambiar. 

Yo quería ser un espíritu libre, quería hacer con mi vida lo que me diera la gana, sin nadie a quien rendir cuentas, sin obligación de dar cariño, nadie con quien tener que tener detalles bonitos, a quien admirar y hacer sentir único, en fin, eso que se llama amar a alguien. Me había visto hasta en sueños toda mi vida así, no me faltaba nada para ser feliz, no necesitaba nada más que unos buenos amigos con los que hacer cosas, mis hermanas con las que hacer más cosas también, mi trabajo que me ocupaba mucho tiempo, mis viajes, mi ropa, mis gimnasios, mis peluquerías, mi música, sobre todo mi música. 

Realmente no estaba segura de cómo sentirme cuando encontré aquello que me enseñó. Tuve que aprender porque no estaba entrenada para decir en voz alta que no estaba tan segura de mí misma, que tenía miedo, que necesitaba cariño y que en el fondo, estaba deseando que alguien se acercara un poquito a mí, a mi corazón, pero de verdad. Seguro que podía ver algo dentro y yo hasta estaba dispuesta a mostrárselo. 

No sabía nada. No tenía más que un miedo atroz a moverme, no quería moverme, quería que él se moviera primero para luego yo decidir si me gustaba. Y si no, saldría corriendo enseguida, porque era lo que se debía hacer, tenía esa convicción. Las convicciones son como una acuarela, cuando las ves en la paleta no tienes muy claro de qué color van a ser...pero luego sobre el lienzo, una vez secas, lo ves todo del color que tenía que ser. No hay más. Aun así una convicción se resistía sobre todas las demás: La de no enamorarme. La de no dar nada si no había nada a cambio.

Y tras esa misma resistencia, después de esa lucha, pude ver la acuarela sobre el lienzo. Aprendí que la vida es un momento muy corto y que en él, cuanto más das, más recibes a cambio, entonces te miras en el espejo y ves que algo ha cambiado, ya no eres la misma. Y que si das y no recibes, no importa, tus convicciones ahora son de otro color, ¿no?. Estar frente a él, mirarlo fijamente y darse cuenta. No quiero que se aparte de mi vista ni un minuto más. De mi vida. 

Entonces peleas contigo misma duramente para no permitir que no se rompa esa estabilidad emocional que tantos años te ha costado lograr...Pero amiga, malas noticias. No ganas la pelea. Tu vida se vuelve patas arriba y tu cabeza y tu corazón...todo lo ves de otra forma, las canciones suenan distintas, las películas no son las mismas que viste antes, hasta el aire huele diferente. Y también lloras, lloras...porque no quieres que pase, pero sobre todo, porque ya ha pasado.

Enamorarse te hace sonreír, pero también es pánico, es tontería, es locura y es mucho enfado. Yo me enfadé mucho conmigo misma cuando me enamoré, porque no supe controlarlo, no fui capaz. Hoy he aprendido muchas cosas, después de darle tiempo al lienzo para que muestre el color real de la pintura. He aprendido que para amar, tan solo hay que querer hacerlo. Es como dejar de fumar, tan fácil como eso!! No valen las excusas de no estoy preparado, nos separan muchos kilómetros, no es buen momento, tengo un pasado, unas cargas familiares, tú no lo entiendes, dáme tiempo...Cuando se quiere amar y se encuentra a la persona a la quieres, nada ni nadie te detiene. 

Mensaje positivo del día/semana/mes (es que no sé cuándo volveré a escribir algo, jeje):

Las "creyentes" como yo, queremos que el amor sea el motor que nos mueva a tomar decisiones, a cambiar, a renunciar a convicciones idiotas y pasadas de moda, por mucho que parezcan modernas. El mundo es una mierda muy gorda, vivimos dentro pero podemos evitar el hedor y el asco que nos supone. Si te gusta alguien, si lo quieres, si lo amas, que lo sepa en este momento. Y si no quieres a nadie ni nadie te quiere ahora mismo, también es solo en este momento. Mañana puede cambiarte la vida. Te puedes enamorar y puedes enamorar.

4 comentarios:

  1. Un gran escrito desde la reflexión de una mujer enamorada y sincera, que no le pone pegas a confesar algo tan hondo. Desde mi perspectiva, lo único que puedo añadir a mi aplauso por tus letras es que comparto al 100% ese sentimiento porque para una Capricornio no es fácil enamorarse y menos fácil aún es decir a alguien te quiero. La parte buena es que cuando un Capricornia dice a alguien te quiero, es porque es verdad, es para siempre, si no, no lo dice.

    ResponderEliminar
  2. Qué verdad lo que has dicho. Mira que nos cuesta eeeeh!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero mucho, muchoooooooooooooooo......¿por qué? Porque jamás lo decimos a no ser que sea para siempre.

      Eliminar
  3. Me ha encantado. De un tiempo aca, se me ha ido la inspiración y no tengo palabras...tan solo que, me ha encantado.
    Un beso

    ResponderEliminar