21 de abril de 2013

La manada...

Me levanto de mi silla y voy al salón, él está dormido allí, en el sofá, él solo se ha debido tapar con una de las mantas que tenemos por ahí. no quiero besarlo, no quiero despertarlo. solo lo observo un segundo y me voy. 

Ahora voy a la habitación donde hay una cama en la que duerme mi perro. Está también dormido, muy dormido, hecho polvo por el día que lleva hoy de actividad, para un perro es mucho pasar el día entre perros, a pleno sol...él era feliz, pero lo acusa luego. Está K.O. Lo he besado en su bocaza grande como cien veces y ni se ha inmutado. Qué dormido está, criatura.

No sé, pero creo que no podría vivir sin este momento. Tengo a la persona y al animal que más amo en este mundo, dormidos, a mi cuidado, me siento su guardiana y su protectora, por alguna razón, al verlos dormidos, los intuyo indefensos. Y no lo están, pero quiero que lo estén. Quiero cuidarlos, el resto de mi vida, dormidos o despiertos.

Amo mi vida de guerrera protectora, porque así me siento, aunque el guerrero duerma, ella jamás descansa. Siempre estoy aquí, viva, más viva que nunca, sintiendo hasta la brisa más leve, que nos alerta, que nos augura lo bueno, lo que no es bueno.

Cuido de mi manada. Es lo que vengo a hacer en esta vida. Ahora lo sé.





12 de abril de 2013

Tontunas aparte III

Supe que no hay mujer tan segura de sí misma, ni tampoco hombre. Que no hay convicciones ni ideales de vida tan fuertes, que todo cambia, en un instante, sin darnos casi cuenta y sin poder evitarlo. 

Que nos aferramos a nuestra comodidad, a lo que nos hace sentirnos seguras, que tenemos muy claro que nunca haremos ciertas cosas, que no aguantaremos putadas de ningún jefe por un sueldo, sea mísero, sea bueno. Que no perdonaremos las faltas de nadie, aquellas que están marcadas como imperdonables, que a una pareja la aguantaremos lo justo y nada más. 

Nos quejamos de esa amiga de mierda llamada soledad, que siempre nos visita justo cuando no la hemos llamado, pero la elegimos y anteponemos a esa buena amiga que se llama humildad, la que se carga al maldito orgullo, lo hace trizas y con falsa legítima razón para hacerlo casi siempre. El orgullo pocas veces debe ganar y él muy bien sabe cuándo debe hacerlo. Pero nos obligamos a hacerlo vencer más veces, por qué ese instinto, no lo sé...

Te lleva toda una vida conocer de verdad a una persona, porque durante toda esa vida, esa misma persona se está conociendo a sí misma, incluso cambia, se transforma, mejora, empeora, te quiere más, te odia, te adora...volvemos a aferrarnos a la comodidad de cuando esa persona nos gustaba cómo era, nos convenía, nos hacía felices. No estamos muy dispuestos a transformarnos, los cambios nos cuestan tanto...sobre todo si suponen renunciar a nuestros principios, ideas, vida. Y rechazamos a esa persona porque ya no es cómo la queríamos. Y porque no queremos cambiar. 

Yo quería ser un espíritu libre, quería hacer con mi vida lo que me diera la gana, sin nadie a quien rendir cuentas, sin obligación de dar cariño, nadie con quien tener que tener detalles bonitos, a quien admirar y hacer sentir único, en fin, eso que se llama amar a alguien. Me había visto hasta en sueños toda mi vida así, no me faltaba nada para ser feliz, no necesitaba nada más que unos buenos amigos con los que hacer cosas, mis hermanas con las que hacer más cosas también, mi trabajo que me ocupaba mucho tiempo, mis viajes, mi ropa, mis gimnasios, mis peluquerías, mi música, sobre todo mi música. 

Realmente no estaba segura de cómo sentirme cuando encontré aquello que me enseñó. Tuve que aprender porque no estaba entrenada para decir en voz alta que no estaba tan segura de mí misma, que tenía miedo, que necesitaba cariño y que en el fondo, estaba deseando que alguien se acercara un poquito a mí, a mi corazón, pero de verdad. Seguro que podía ver algo dentro y yo hasta estaba dispuesta a mostrárselo. 

No sabía nada. No tenía más que un miedo atroz a moverme, no quería moverme, quería que él se moviera primero para luego yo decidir si me gustaba. Y si no, saldría corriendo enseguida, porque era lo que se debía hacer, tenía esa convicción. Las convicciones son como una acuarela, cuando las ves en la paleta no tienes muy claro de qué color van a ser...pero luego sobre el lienzo, una vez secas, lo ves todo del color que tenía que ser. No hay más. Aun así una convicción se resistía sobre todas las demás: La de no enamorarme. La de no dar nada si no había nada a cambio.

Y tras esa misma resistencia, después de esa lucha, pude ver la acuarela sobre el lienzo. Aprendí que la vida es un momento muy corto y que en él, cuanto más das, más recibes a cambio, entonces te miras en el espejo y ves que algo ha cambiado, ya no eres la misma. Y que si das y no recibes, no importa, tus convicciones ahora son de otro color, ¿no?. Estar frente a él, mirarlo fijamente y darse cuenta. No quiero que se aparte de mi vista ni un minuto más. De mi vida. 

Entonces peleas contigo misma duramente para no permitir que no se rompa esa estabilidad emocional que tantos años te ha costado lograr...Pero amiga, malas noticias. No ganas la pelea. Tu vida se vuelve patas arriba y tu cabeza y tu corazón...todo lo ves de otra forma, las canciones suenan distintas, las películas no son las mismas que viste antes, hasta el aire huele diferente. Y también lloras, lloras...porque no quieres que pase, pero sobre todo, porque ya ha pasado.

Enamorarse te hace sonreír, pero también es pánico, es tontería, es locura y es mucho enfado. Yo me enfadé mucho conmigo misma cuando me enamoré, porque no supe controlarlo, no fui capaz. Hoy he aprendido muchas cosas, después de darle tiempo al lienzo para que muestre el color real de la pintura. He aprendido que para amar, tan solo hay que querer hacerlo. Es como dejar de fumar, tan fácil como eso!! No valen las excusas de no estoy preparado, nos separan muchos kilómetros, no es buen momento, tengo un pasado, unas cargas familiares, tú no lo entiendes, dáme tiempo...Cuando se quiere amar y se encuentra a la persona a la quieres, nada ni nadie te detiene. 

Mensaje positivo del día/semana/mes (es que no sé cuándo volveré a escribir algo, jeje):

Las "creyentes" como yo, queremos que el amor sea el motor que nos mueva a tomar decisiones, a cambiar, a renunciar a convicciones idiotas y pasadas de moda, por mucho que parezcan modernas. El mundo es una mierda muy gorda, vivimos dentro pero podemos evitar el hedor y el asco que nos supone. Si te gusta alguien, si lo quieres, si lo amas, que lo sepa en este momento. Y si no quieres a nadie ni nadie te quiere ahora mismo, también es solo en este momento. Mañana puede cambiarte la vida. Te puedes enamorar y puedes enamorar.

5 de abril de 2013

Ovariando que es gerundio

- Tiene usted una invasión de quistes en su aparato reproductor, véase ovarios y aledaños.
- Oiga, doctora, pues aniquilen a los invasores ya que no puedo más con la vida. Usted no sabe lo que es esto, me duele 29 días al mes, ya ni con la regla solo, mire lo que le digo...el otro día me caí como un saco de alfalfa en el vagón del metro, línea 1, de puro dolor. Un desmayo lo tiene cualquiera, pero a las 8 de la mañana, en hora punta. En fin, que monté un numerito de circo queee...
- Me temo que no hay ya tratamiento, tenemos que operar, la cirugía es la única opción que la queda. Lo antes posible para que no se extienda más. Luego lo extraemos y analizamos el tejido, pero parece endometriosis severa, es benigno.
- A mí me da igual lo que tengo ahí, como si es una coliflor, pero quítemelo cagando leches, por favor se lo pido, ¿me pueden operar esta tarde?
- Tiene usted antes que hacerse todo el preoperatorio. En unas dos semanas quizás podríamos, depende de la lista de espera. 
Me cago en la lista de espera, ¿pues no dijo la Espe que ya no había de eso???? Bueno, al final parece que va a tener razón la tía, porque me han dado citas para el preoperatorio nada más salir, para dentro de cuatro días. Aceptable, podré sobrevivir cuatro días más con este dolor insoportable de los cojones (ovarios), quisiera yo ver a un prisionero de guerra torturado si aguantaba esto, te digo yo que lo canta todo, hasta la talla de gayumbos del coronel te canta!!!!

En cuestión de una semana, conocía aquel hospital que hasta podía recorrerme los pasillos con los   ojos entornaos, igual que en mi pisito de 35 metros cuadrados en el que vivía entonces. Yo no me hecho tanto análisis, electro, ecografía, endo-todo en mi vida más que en esa única semana, por Dios y por todo lo gordo, qué agobiazo más grande me entró, además mi dolor me acompañaba solidario a todas partes, me habré gastado medio sueldo en taxis porque no era capaz de soportar el metro ni mucho menos conducir para desplazarme de casa al hospital, del hospital al trabajo, de vuelta al hospital y otra vez al trabajo. Es lo que tiene ser gilipollas y considerar que la empresa la vas a heredar tú. Así seguimos después de tantos años y no aprendo eh...

- Jefe, que es que me tengo que operar y el médico dice que tendré que estar de baja de 6 a 8 semanas...
- ¿Cómo? ¿Qué tienes, es grave? No lo entiendo, ¿de qué te operan?
- Vamos a ver si nos entendemos, jefe: No tengo que darte explicaciones. Pero vamos, que sabes que vengo doblada a trabajar hace ya un año, no he faltado ni un día pero ya no puedo más, tengo los ovarios como dos aguacates, no puedo con la vida, no lo soporto. Vamos, ¡¡¡que tengo quistes!!! Joé que lo tengo que decir todo!!!!!
- Buah, a mi mujer la quitaron varios y en dos semanas estaba trabajando, no será para tanto...
- Pues me alegro por tu mujer alienígena, yo soy de raza humana y el plazo de recuperación me lo ha dicho la doctora, en fin, que tengo que operarme el 24 de junio, me cojo el día libre, ¿vale? Luego ya tramito la baja si eso...
- Organiza tu trabajo antes de irte, esto no puede ser- bla bla bla...cosas de jefes. Pasando...
Mi trabajo quedó por suerte bien organizado, porque no había un departamento más automatizado ni organizado que el mío, que para eso lo llevaba yo sola, como siempre...mi destino: comerme los marrones sola, pues me organizo bien sola. Así que dejé mis temas a una persona que lo tenía más fácil que jugar al parchís y me fui preparada para mi primera aventura hospitalaria propia! Qué   nervios! 

Cafetería del hospital de la Fundación Jiménez Díaz, noche antes de mi operación. Yo tomándome una cocacola light, fumándome un cigarrillo. No parece algo anormal, salvo por el hecho de que iba en pijamita, con mi bata azul, zapatillas y la pulsera de plástico que delata claramente (no el pijama por supuesto), que estoy ingresada en el susodicho centro. El camarero lo flipó mucho porque me fumé tres cigarros, pero yo pensaba "que le den morcilla, si voy a morir en quirófano, al menos moriré a gusto, disfrutando de mi vicio más querido. Y además es que ni sé a qué hora me operan".

En esto que vuelvo a la habitación y aparece una amable enfermera, que me dice que tengo que tomarme un frasco de un líquido para limpiar el estómago. -Einch??? Oiga y eso por qué??? Si yo soy muy limpia y voy muy bien al baño, esta mañana ya he cagao! - Usted tómeselo, es importante. 
Pues vale, me lo tomo, no hay problema. 
Pero es que fue echar el primer trago...y sentir el asco más grande que jamás he sentido en mi vida, aquel laxante tenía un sabor repugnante y creo que por suerte no he vuelto a probar nada parecido en mi vida. 
Fue un minuto después cuando recuerdo que me iba por la pata abajo directa al baño a soltar toda mi maldad contenida, mis nervios, mis comidas de hace mil años, restos de mis ancestros y todo aquello que estaba dentro de mis intestinos y estómago...qué cagalera por favor. Qué poderío el del líquido aquél, creo que si la Inquisición lo hubiera descubierto entonces, lo habrían usado para exorcizar a los herejes, igual alguno se habría ahorrado la hoguera...eso sí, no habría dinero en toda la Edad Media para fabricar velas aromáticas, porque no veas qué aroma.

Sintiéndome una mujer vacía toda la noche, pero literalmente y no contentos con eso, los enfermeros volvieron a la carga a primera hora de la mañana, creo que no eran ni las 7, para introducirme un enema y acabar de sacar toda la maldad de mi ser. Me quedé como el sepulcro de  Tutancamón, más vacía que otra cosa (se lo llevaron todo los ingleses). Además se pasó otro amable enfermero para rasurarme mis partes púbicas a lo bestia, yo que iba al estilo africano de entonces y me negaba rotundamente a depilarme a la brasileña. Bueno, pues a partir de esta fecha histórica, le cogí el gustillo y de los frondosos bosques nunca más se supo...

La familia aparece justo cuando tú ya estás hasta los cojones de todo y más nerviosa que nunca porque "te toca" dentro de nada. No tenía ni idea de lo que era un quirófano, ni estar tumbada en una camilla, ni llevar uno de esos pijamitas, nada de nada. Y a mí, como prueba inicial, halaaa, me iban a abrir las tripas para quitarme unos quistes en los ovarios. Joder que yo siempre tengo que hacerlo todo a lo grande o qué? Pues va a ser que sí.

Vienen unos camilleros mientras hablo con mi madre y hermanas, me dicen que me quede desnuda y me tape tumbada en la camilla. Pues vale, me despeloto toda yo y ahí estoy, tumbadita y obediente. Qué sensación de humillación, subordinación, miedo y a la vez enfado que sientes cuando te dicen eso. ¿Por qué no me operan vestida??? Bueno, en ese momento me lo pregunté, pero en realidad, recuerdo que después del enema y del frasco de laxante, ya me daba todo más igual...

- Hola Elena, pues vamos a operarla ya, vale? - Me dijo un  pedazo de tío guapísimo, con camiseta verde manga corta, gorrito verde a juego, cara y cuerpo a juego con mi vida misma...
- ¿Es usted el doctor que me va a operar?- dije yo asustada, desnuda, tumbada en una camilla y tan solo cubierta por una fina sábana verde que no me importaba en ese momento que fuera fina, lo buena que estaba yo por favor, que se veaaaaaaaaaaaa
- Sí, soy el doctor Sainz de la Cuesta, vamos a proceder, quiere decirme alguna cosa?
- Pues mire sí, una cosa: Hágame la cicatriz horizontal, por favor, que la vertical queda muy fea con el bikini y soy muy joven.
- Bueno, lo tendré en cuenta, pero depende de la gravedad hay que abrir de una forma u otra, usted está invadida por quistes, así que no le garantizo..
- Vale doctor. Pero sálveme los ovarios, por favor. Quiero tener hijos algún día. 
- Es usted muy joven, haremos cirugía conservadora, se hará lo que se pueda, pero no la garantizo nada...

Entrar a un quirófano sin saber si vas a salir con ovarios, te quita toda preocupación de si vas a salir siquiera con vida. Ni me lo planteé, cero nervios, yo quería mis ovarios y ni siquiera recuerdo mucho más. Tan solo el frío de la camilla de quirófano cuando me cambiaron desnuda desde la cama normal con ruedas, aquel doctor, el anestesista, que me dijo que pronunciara las tres cosas que más anhelaba en la vida...y me quedé en la primera, dije "vacaciones..." y me dormí.

¿Dónde estoy? ¿Todavía me están operando? Pero oigan, que se me pasado la anestesia!!!! Nooooo por favor, no me corten ahí, que dueleeeeee, joder me cago en la madre que los parió, pónganme más anestesia!!!!! Por favor dónde estoy??? Esto duele pero no tanto, quién es esta tía que me mira y sonríe???? Qué bigote tiene, uy uy uy, que me he muerto, éste es San Pedro, no es una tía!!!! Joderrrrr y ahora qué le digo???? Mamaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!! ¿Y mis ovarios? Muertos también????? Pero qué mierda es ésta????? Soltadme cabrones, no me puedo mover!!!!!

Esto es lo que sentí cuando me desperté en la sala de reanimación tras el quirófano. Fue mi primer experiencia y aunque luego he tenido una segunda años después, aseguro que ésta no se parece en nada a cualquier cosa que haya sentido en mi vida. Mucho miedo, terror a que me abrieran en canal estando yo despierta, creyendo ellos que yo estaba dormida, mucho miedo a no despertarme jamás del todo, muchas ganas de hablar y la angustia de no poder hacerlo...

En medio de ese pavor pasaron horas, no sé cuántas, pero pasaron. Y al terminar, me vi paseada por los pasillos y me encontré con caras conocidas. Mi mami estaba ahí, así que lo poco que pude decir, más bien balbucear, fue: "¿Tengo mis ovarios?" Y la escuché decir, "sí, hija, sí, todo ha salido bien, te han salvado un ovario". 

Cuando pasas por todo esto que acabo de contar con 29 años y además, el resultado es que te quedas con un ovario solo, porque el otro estaba muy jodido y hasta el apéndice te han quitado, porque también estaba enquistado...os aseguro que ese día maduras. Es como si madurases a lo bestia, como un curso intensivo. Porque aunque no tengas ni intención de ser madre a esa edad, el instinto, el miedo, el pensar en el futuro, el no conocerte a ti misma, te bloquea de tal manera que lo único que quieres es tumbarte a llorar en una cama, además con el dolor de la cicatriz a cuestas. Pero yo no quise aceptar el llanto. Yo solo pensé que mejor un ovario que ninguno y que no pasaba nada y que además, el ovario que quedaba era el ovario más fuerte que ninguna mujer jamás tendría. No veas lo que llevaba soportado el tío. Yo amaba a mi ovario derecho y aún lo amo. Es adoración lo que tengo por él. 

Hoy tengo 40 años y mi super-ovario sigue conmigo, tras una segunda operación menos dura pero igual que la primera. En esta ocasión, lo que la ciencia y la seguridad social avanza, hay que ver...Me llaman de un día para otro, tengo cirugía, ayunas, cita en consulta llévese su ropa en mochila y la llamaremos. Joder, qué fuerte, me llaman, me pasan a una sala, con mi familia ahí conmigo...adiós ahora vuelvo...

Me desnudo, me pongo el pijamita, los patucos, el gorro y dejo mi ropa en una taquilla, como en el gimnasio. 

Ni laxantes ni edemas ni hostias en vinagre. Me siento allí en una sala y llega una enfermera majísima que me abre una vía en la mano como el que se abre una Carlsberg...yo que encima soy poco quejica y más bien tirando a valiente (o pasota según se mire), pues ni me entero. La tía dice que "da gusto gente así, no te has enterado del pedazo de agujar que te acabo de ensartar en la vena de la mano...".
-Pues que me llamen ya, yo cuanto antes, mejor.

De esa segunda operación a hoy ha pasado un año. Y mi super ovario se salvó, tuvo sus altibajos p ero sigue conmigo, funcionando como un reloj y como corresponde a cada mes. Es un máquina, un superviviente, un sufridor, un compañero. 

Espero que este mismo ovario me termine de hacer feliz y le queden óvulos suficientes como para crear otro ser humano, con los genes de su madre, no serán los mejores del mundo, claro está, pero serán míos. Y si tampoco es posible, no pasa nada, los genes de otros también molan!!